LÁGRIMAS


A veces entremezclamos
nuestras lágrimas
con  las de los otros.
A veces volcamos en el  ajeno cauce
-una película, un  harapo, una despedida-
los  desgarros de nuestros  lamentos,
las arenas del tiempo que se nos fue,
los restos de una esperanza que no puede engañarnos,
las migajas de una ilusión que nunca más será.

A veces volcamos en el ajeno cauce...
el pañuelo mojado de una despedida,
los despojos del viento que deshizo el abrazo,
las cenizas de un sueño que no podemos recordar.

Allí van, en el disimulo que nos permite el llanto de otro,
el arrepentimiento de un empecinado error,
las espinas que nacen en la sordera de nuestro corazón,
las astillas de la humana imperfección
que nos lastima.

Así sumamos al torrente de todos
nuestra lágrima,
una gota,
sólo una gota que llora
la torpeza que perdió,
para siempre,
el antiguo paraíso.


Gladys Seppi Fernández 

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