TRAS LAS GRANDES POSIBILIDADES DEL DESARROLLO HUMANO


La feria del libro es un buen momento para buscar al autor de nuestras preferencias e inclinaciones:
Algunos van tras las novelas románticas, hay quien admira y sigue apasionadamente los detalles e indicios de la novela policial o quien se inclina por la novela histórica o por los poemas y tanto más. Los gustos son tan variados como tipos y géneros de libros se ofrecen en esta feria, en cada librería.
Por alguna razón me he inclinado a leer libros de formación humana, lo que me llevó a la actividad que me ocupa actualmente: ESCRIBIR SOBRE EL DESARROLLO DE LAS POTENCIAS QUE CADA UNO LLEVA EN SÍ, EL TEMA DE ESTE ENCUENTRO.
Un tema que se inicia y va enriqueciendo a través de preguntas medulares como:

¿Se desarrolla el hombre, la especie, en el sentido de cambiar y progresar y mejorar su vida?
¿Más allá de los avances científicos y tecnológicos que le han traído mayor bienestar a su cotidianeidad, siente el hombre mayor conformidad y plenitud con su vida, se ha hecho más consciente de su valor y la cuida, la respeta se hace cargo de ella?
¿Ha alcanzado el grado de madurez que le permite  tener conciencia de sí, del hecho milagroso de existir y de su responsabilidad en la construcción y conducción de su existencia?
 En el desarrollo de este tema han ido apareciendo casual y oportunamente, casi sincrónicamente algunos libros:

1- Recuerdo cuánto me impactó leer “El valor de educar” de Fernando Savater, libro extraordinario y novedoso que me golpeó la conciencia con una frase inicial:

“Como dice Graham Greene llegar a ser humano es un deber”- Nacemos humanos pero eso no basta, tenemos que llegar a serlo. Habrá quien intente ser humano o quien lo intente y no lo logre, junto a los que triunfen en ese noble empeño y otros que nunca lo inician”.
          Es decir, el nacimiento pone al ser humano en un total estado de indefensión y en el comienzo de una carrera que termina con la muerte.  La suerte, el destino, el sello que cada uno imprime en su camino es una cuestión personal, resultado de la historia que, al comienzo, nos ayudan a escribir los progenitores, creando para bebé que se es, un medio más o menos tibio, una la alimentación más o menos adecuada, y palabras que nos llegan al oído, más o menos estimulantes, más o menos luminosas.
 Esa carrera se constituye en la más apasionante aventura porque es nada menos que la de vivir de acuerdo a lo que nos distingue, a nuestra humanidad.
A eso se refiere Savater comparando al hombre con el animal y estableciendo que mientras éste nace ya siendo lo que es y muy pronto se las arregla solo para enfrentar sus días, nuestra humanidad, tan débil e indefensa al comienzo, va necesitando confirmaciones posteriores, algo así como refundaciones que se dan gradualmente porque llegar a ser humano del todo es una tarea minuciosa y diaria, y, más aún, un arte.
 Compara a un niño con un chimpancé recién nacido advirtiendo cuán pronto éste se las arregla solo y actúa como adulto porque para eso ha sido programado, en cambio el  niño nace desvalido, necesitado de protección, contención, conducción, amor y cuidados.
Podemos crear mentalmente la figura de un triángulo, ( cada lector puede crear la suya), que configura el rápido crecimiento de los animales superiores en tanto el humano, más necesitado de cuidados , obligado a atravesar etapas de crecimiento extensas y necesarias puede llegar a muy altos y diferentes grados de maduración.
      Los humanos pasamos por una larga niñez y la protección de un adulto, sentimos la necesidad del otro, vivimos en un estado de  inconsciencia nuestra existencia como seres separados, de manera que ser niño es formar parte del todo materno, de la misma manera que Adán y Eva eran un todo con la naturaleza edénica.

Las posibilidades de crecimiento humano son infinitas. Crecimiento que se hace efectivo con la educación.

2- Sin embargo las grandes mayorías de la  humanidad permanecen en una medianía inmovilizada e inmovilizante, en un statu quo de conformidad y medianía que les impide su total desarrollo. Son minorías los que se hacen cargo del gran desafío que es vivir a pleno, encontrarse y hacerse cargo del destino personal y asumirlo y poner todo el esfuerzo para hacer su propio y singular camino.
      Así lo declara  Erich Fromm en “El miedo a la libertad”, un título que expresa su tesis central, es decir la incapacidad de las mayorías humanas de hacerse cargo de lo que les toca enfrentar en favor de su crecimiento y llegada a la madurez, de hacerlo responsablemente para resolver  desde adentro de uno mismo cada situación, cada elección entre difíciles alternativas.
      Este autor lo declara así:

”El miedo a la libertad es el resultado del proceso que provoca en grandes mayorías humanas una autoconciencia de su insignificancia personal, una sensación de soledad moral, una disposición a subordinar toda su vida a poderes exteriores y superiores a él”.

       ¿Será por eso que grandes masas se cobijan bajo la protección de líderes a los que revisten de un halo mítico y consideran de gran asertividad, seres providenciales, casi dioses en cuyas manos abandonan su destino, su suerte?
La lectura de “El miedo a la libertad” puede ser más impactante aún cuando este autor interpreta el relato del mito bíblico de la expulsión del hombre del paraíso:

“Hombre y mujer viven en el jardín edénico en completa armonía entre sí y con la naturaleza. Hay paz y no existe la necesidad de trabajar ni de elegir entre alternativas. No hay libertad ni pensamiento. Cuando desobedecen la orden de no comer del fruto del conocimiento rompen y superan el estado de armonía con la naturaleza de la que forman parte sin trascenderla, caen en un acto de desobediencia que marca el primer paso hacia su humanización, un acto de libertad, que le permite iniciar el camino de su individuación, que lo llevará a resolver por sí mismos. A tomar las riendas de su destino. O no”.

La pregunta que  nos desafía como humanos es:
¿HEMOS LOGRADO TOMAR LAS RIENDAS DE NUESTRO PARTICULAR DESTINO?

Entendemos que el ejemplo de la vida en el jardín edénico se corresponde a la del niño que crece protegido en el hogar por padres que lo protegen, contienen, indicándole cada movimiento, supervisando sus pasos hasta, al llegar al puente de la adolescencia, obligados por la rebeldía que busca su propio espacio, su voz, su identidad, lo sueltan a la vida con los otros. Si la adolescencia se viviera plenamente, como búsqueda, como re concentración para explorar los espacios interiores y si no distrajera tanto su atención en las propuestas del exterior tan ruidoso, tan demandante, esta etapa fundaría un destino de encuentro genuino.
Si la escuela secundaria, el espejo de los pares, las noticias indujeran al individuo a sumergirse en sus aguas profundas, encontraría su tesoro oculto. Pero no sucede así. La distracción, la multiplicidad de ofertas, un mundo marketinero, competitivo, consumista, mantiene la atención en lo vano y superfluo y esta edad que invita con su propuesta introspectiva, deja a los adolescentes en la superficie, cegados por los reflejos de un mundo lleno de flashes y promesas de éxito fácil que ha de llegar siempre, de la mano de la suerte, de algún dador, de algún hecho, externo, eso sí, milagroso. 
       Desde esa edad que pudiera y debiera ser fundacional (a la manera de Savater) se mantiene en estado de dependencia infantil con respecto a poderes que considera superiores y a quienes entrega la conducción de su destino.
Esta cuestión, central en este encuentro,  siempre pide más investigación, más estudio. Muy interesante-e importante- resulta analizar el desarrollo humano desde la filogénesis, que se refiere a la evolución de la especie, y la ontogénesis a la de cada individuo.

      3- Tras esa búsqueda, histórica una y detenida en cada individuo, la otra, con la intención de entender el proceso del desarrollo humano me sumergí en las teorías que propone Internet y los aportes de Darwin en su libro “La evolución de la especies”. Esas lecturas me afianzaron en la idea de que, de la misma manera en que cada ser humano crece en sí mismo y se desarrolla a través de las etapas de la vida, el ser genérico evolucionó desde el antiquísimo australopitecos al homo de hoy. 
Así llegué a un resumen que escribí en mi libro “Charlas con los adolescente III, vida…, página 21 que comparto aquí:

“Quienes antecedieron al hombre de hoy, hace unos 70 millones de años, eran muy diferentes de los primates, de cuyas características se separaron en grandes saltos evolutivos, lo que les permitió coordinar la vista y las manos, tener visión de color y pies plantígrados que pudieron sostenerlos parados.
      Sostenerse en dos pies fue una real proeza. Mirar hacia adelante, levantar la vista al cielo. ¿Acaso no festejamos este logro en el niño?
El homo erectus superó al australopitecos que vivió hace unos 5 millones de años en el sur de África y que tenía un cerebro pequeño de unos 400 cent cúbicos, que era el básico llamado hoy reptiliano porque era común al de los reptiles.
La mandíbula del australopitecos era muy grande porque su mayor preocupación era alimentarse y su fuerza se acumulaba para masticar grandes presas. No miraban hacia lo alto todavía, tal vez porque en la tierra encontraban la mayor parte de sus alimentos.
Su sensibilidad estaba escasamente desarrollada y sus emociones respondían solamente a las respuestas primarias de la defensa de la vida.
La evolución le permitió al erectus, en una posición más erguida, sostener las herramientas, la cría.
          Millones de años marcaron estos hitos de crecimiento hasta llegar al sapiens, el hombre que conocemos desde hace unos 10 000 años, que se fue transformado en el homo tecnologicus y consumens de hoy.

 4- Este estudio, que atraviesa el largo proceso del desarrollo humano, se enriquece con nuevas preguntas:
¿Cómo fue que toda una especie fue transformándose? ¿Por qué sucede que cada individuo al nacer trae en sí un acumulado de lo aprendido?
      Rupert Sheldrake explica de qué manera el Hombre de la especie progresa se va desarrollando hacia niveles impensados a pesar de los retrocesos que debe superar.

Sheldrake dice:

        “Cada especie posee una memoria colectiva que es la suma de las contribuciones de todos y cada miembro de la especie. Adquirimos la forma que reconocemos como humana porque las actitudes de todos los miembros del pasado resuenan en nosotros organizando las vías de nuestro crecimiento y siempre sumando para llegar a un ser superior”.
Esto explicaría por qué de un niño de hoy “nace sabiendo cómo manejar la computadora”. Y sin dudas, es así, los niños de esta generación  manejan las teclas de la computadora y el control del televisor desde muy tierna edad, como si las difíciles lecciones de la tecnología ya le hubieran sido entregadas antes de que se asomen al mundo.

5- El proceso de desarrollo humano sigue, imperturbable su proceso de crecimiento, de ser más, y bien podemos afirmar que aún y a pesar de los aportes recibidos a través de los siglos no ha llegado el hombre genérico a su madurez.

Alvin Tofler en su libro “La tercera ola”  habla del aceleramiento de los cambios, de un nuevo orden social, de la era espacial, de un salto cuántico hacia adelante que disgrega a las familias, pone al hombre ante la incertidumbre del trabajo y hace saltar en pedazos viejos valores, zarandea la economía y  es altamente tecnológica.
Y  sintetiza: “todos estamos inmensos en una ola que nos lleva con gran velocidad sumergidos en una realidad que parece absurda y demente pero que tiene (he aquí un mensaje positivo) un profundo y subterráneo sentido, un orden oculto que debemos aprender a descubrir para no ahogarnos”.
Tofler nos anticipa los grandes conflictos sociales de esta era de cambios y la necesidad de comprender nuestro lugar en las luchas por lo nuevo entendiendo un sistema que se va integrando por partes, que no es caótico sino que lleva, según su interpretación, a un mundo mejor.
 Surge entonces la pregunta: ¿cómo insertarnos en esta nueva era y orientarnos hacia un desarrollo personal positivo que ha de influir en el de la especie? (Porque seguramente debemos elegir entre dos claras alternativas: o nos sumamos al movimiento mundial que marcha a la vanguardia, o nos quedamos atrás, entre franjas excluidas del progreso humano).

 6- Abraham Maslow aporta una guía para el desarrollo personal que deseo compartir con ustedes.
      En su gran obra, “El hombre autorrealizado” Maslow  aporta  la forma de una Pirámide  y representa una importante guía que, según entiendo debiera orientar la tarea de padres, maestros y, sobre todo, de autoridades educativas, tan carentes de objetivos que den sustento a una educación pública que marcha todavía a la deriva.
Maslow propone la forma de una pirámide porque expresa gráficamente los estamentos o niveles que el hombre puede ir ascendiendo en el camino de satisfacción de sus necesidades humanas, primero lo que le es necesario e imprescindible para vivir y luego las que sostienen su desarrollo personal, su satisfacción vital:
        En el primer nivel ubica a las grandes mayorías, de allí una mayor superficie, que se contenta con la satisfacción de las necesidades básicas: alimentación, sueño, sed, sexo, impuestas por la necesidad de la sobrevivencia personal y la supervivencia de la especie. Estas necesidades, obligadamente satisfechas por la mayoría, nos pone en el mismo grado del australopitecos, ya que, por ser impulsos de la vida, por venir programados por la propia naturaleza, exigen del ser humano escasas combinaciones neuronales, una incipiente vida emocional y sensitiva. Paralelo al niño este hombre se contenta con satisfacer sus necesidades que ascienden a un segundo nivel cuando se preocupa por tener abrigo y techo, necesidades de seguridad.
A este estamento llegan los que trabajan para tener su casa y lo que requiera la vida diaria. Tal vez un auto y algunos electrodomésticos que ponen a tono con las siempre renovadas ofertas el mercado.
El tercer nivel enfrenta al hombre a sus necesidades sociales de afecto y pertenencia a un grupo. Es en la adultez, cuando ya ocupada la energía en el crecimiento físico, se encuentra el ser humano con una energía sobrante que ha de ocupar en la reproducción. Entonces surge la apetencia de fundar una familia propia, pertenecer a un grupo social, ser reconocido en su lugar de trabajo. ¡Todo un progreso!
 El cuarto nivel pone la atención en la autoestima personal, en el auto respeto generado por una vida que va ascendiendo desde dentro de sí misma y que continuará, o no hacia adelante preocupándose por su desarrollo intelectual  y estético.
Finalmente la autorrealización, según se desprende de la lectura de su obra culmina con la tarea del dar, de orientar a los otros, de la compasión. Son las vidas ejemplares que a través de los siglos siguen orientando con sus palabras y sus obras a la humanidad.

7- ¡Magnífico el aporte de Maslow! En él tenemos, sin duda un ejemplo de hombre autorrealizado, del que, habiendo encontrado un camino nuevo y original, se lo ofreció al mundo.
  Sintiéndonos poseedores de una guía clara  atendemos a otras preguntas: ¿qué busca el hombre?, ¿qué es lo que su alma apetece andando por aquí y por allá, indagando, probando? Me inclino a pensar que busca sentirse feliz, que su objetivo de  vida es la felicidad.
Es cierto que esta palabra tiene al ser humano muy confundido porque mientras uno dicen ser felices porque se compraron un auto nuevo, (aunque bien presienten que su estado es fugaz  y que muy pronto desearán el último modelo), otros definen la felicidad como un estado de paz, de conformidad con la conducción de su vida. En fin, nuevamente, la confusión y multiplicidad de respuestas.
Recurrimos entonces a los grandes pensadores, a los buenos libros, a conferencias que ofrecen guías para una vida mejor.
Los libros de autoayuda salen al paso. Personalmente encontré una respuesta satisfactoria en el libro “La auténtica felicidad” de Martín Seligman, catedrático de la Universidad de Pensilvania que se ha dedicado al estudio de un tema muy actual, es decir atendido desde apenas unas pocas décadas. ¿Por qué esta reciente atención científica?  Porque es de estas últimas décadas la prolongación de la vida, el vivir más años, lo que ha provocado que el hombre desee experimentar la mentada felicidad, (que antes se esperaba gozar como premio a la bondad en el paraíso, para algunos la vida eterna, para otros, el país de los muertos) acá en la tierra.
       La felicidad, la plenitud humana está acá y es en este mundo donde debe ser alcanzada, es el mensaje de hoy.
Seligman advierte que la felicidad es más que la repetición de goces, de placeres inmediatos, mucho más que pasar el tiempo,  entretenidos…estableciendo que existe:
Una vida placentera que se logra dándose con ciertos apetecidos gustos, como es salir de vacaciones, tomar champán, comer manjares, participar en fiestas, gozar del sexo…Actos que, por ser fugaces, exigen su permanente repetición.
Superando la felicidad de lo inmediato, hay quienes la encuentran  en lo que él llama la buena vida que deriva del cultivo de las auténticas fortalezas, del talento personal, de una auténtica vocación… (¿No nos recuerda este nivel a lo propuesto en la Pirámide de Maslow?)
Sin embargo todavía existe una instancia superior, que llegar a tener:
Una vida significativa, que es la que logran aquellos que se apegan a una entidad elevada como es el darse a los demás, orientar a los demás, dar de lo mucho logrado. Estos seres, tan plenamente humanos y por lo tanto dueños de un estado de permanente  satisfacción interior, han de dejar huellas en la memoria colectiva. ¿Por qué? Porque desde una situación más elevada, desde la interpretación de una dimensión superior, quien habita esta dimensión, se une a lo cósmico, a lo que hace al humano más humano, y trata de iluminar vidas a través de su palabra y obras.
¡Cuánto orienta Seligman con su libro! ¡Cuánta felicidad auténtica debe sentir! Hasta nos llena de optimismo su mensaje: “se puede ser feliz”.
Sin embargo, como aún no logramos un estado seguro y sustentable buscamos otros libros, nuevas respuestas. Es ante el título “Amor líquido” de Zigmund Bauman cuando una sensación de fugacidad perturba el estado producido por anteriores hallazgos. Este autor en su obra más conocida, dice al respecto de la felicidad:
“Nos equivocamos cuando creemos que la felicidad es la búsqueda de éxtasis episódicos, encuentros breves. Debemos buscar consistencia, cohesión, esfuerzo a largo plazo para que las relaciones superen la ambivalencia y ansiedad de hoy”.
¿Confusión o certidumbre? ¿Afirmación de ideas o negación de otras posiciones?

8- Es que el cortoplacismo, el hedonismo con su invitación al goce inmediato aunque sea fugaz, pone su nebulosa en el camino que hemos emprendido, el del desarrollo humano hacia su plenitud.
Por eso seguimos buscando y quien aporta a la claridad de nuestro  pensamiento es Claudio Naranjo, filósofo chileno, quien dice que el mundo actual registra una extrema bipolaridad.
      “En tanto las minorías sostienen una vida de alta calidad, la mayoría padece un alto grado de sufrimiento emocional, de enfermedad mental, y aumentan los suicidios, homicidios, depresión, abuso de drogas”.
La verdadera emancipación del dolor la da la educación para la virtud y el cultivo del autoconocimiento, dice este filósofo. Pero insiste en la idea de que la verdadera lucha debe librarse para que la luz de la educación, abarque a más personas,  para que llegue a los más de tantos millones de marginados del progreso humano.
Pero, ¿podrá llegar la educación a las masas cada vez más crecidas de habitantes del mundo? ¿Puede abarcar a una población que no cesa de aumentar?
       Como un aporte que debe tenerse muy en cuenta en la educación actual, Naranjo llama la atención sobre un descubrimiento muy reciente:             

    El cerebro Triuno.
                                  

     Cerebro reptiliano, en la base del cráneo; límbico superpuesto al primario y el  neocórtex.
 Gracias a las cámaras kirlian (nombre de su descubridor), se ha podido penetrar en los secretos funcionamientos cerebrales, -antes imposibles de visualizar- y comprobar que el ser humano tiene tres cerebros que se han ido superponiendo al de los primates, el reptiliano, básico e instintivo, que compartimos y nos asegura con sus mandatos y programas preestablecidos, la sobrevivencia. En millones de años apareció el límbico, más evolucionado y emocional, y el neocórtex, más complejo, racional y proyectado al futuro, fue el último en desarrollarse a través del avance humano hacia un mundo más diverso, complicado y complejo que exige rápidas e inteligentes respuestas.
Estos cerebros se han ido superponiendo a través de la evolución y, si bien están presentes en el niño, (según estudia la ontogénesis), esperan que llegue su tiempo de funcionar y hacerlo armónicamente con los otros dos. Será la edad, un lento proceso de maduración y trabajo lo que lleve a lograr que impulsos, emociones, sentimientos se pongan de acuerdo.
¿Por qué este tema está relacionado con la evolución del hombre genérico y  con las etapas que atraviesa cada ser humano en su desarrollo?
Sabemos que desde la concepción cada ser atraviesa etapas de desarrollo perfectamente identificables: a la etapa de la niñez le sigue la eclosión hormonal de la pubertad y luego la conflictiva   adolescencia, para llegar a la juventud que va abriendo el camino de la autorrealización personal y la madurez a que llegan o no los adultos para descansar y contemplar lo realizado y continuar creciendo en la tercera edad o cuarta.
La especie, -tal como cada ser humano va activando estas zonas cerebrales a medida que crecen sus necesidades-, ha superado estadios hasta llegar al uso casi completo de su cerebro racional armonizado con los otros dos. Sin embargo así como muchos individuos viven a nivel instintivo, atendiendo solo lo inmediato, otros cultivan y gobiernan sus  cerebros más elevados. ¿Podremos decir más inteligente?
 Estas cuestiones llevan a  nuevas preguntas:

ENTONCES, SI EL HOMBRE ES DIFERENTE AL ANIMAL, SI PUEDE CRECER PASANDO DE SATISFACCIONES BÁSICAS A MÁS HUMANAS, SI LA FELICIDAD PERMANENTE COMO ESTADO DE PLENITUD PUEDE LOGRARSE….
¿CÓMO LOGRARLO?

Volvemos a responder que es la educación, el diálogo educativo el camino posible para lograr que lleguemos a ser personas maduras y desarrolladas.
      Sin embargo el camino de superación está sembrado de dificultades. Con respecto a ellas Vargas Llosa me ayudó a explicar el cómo y el porqué las grandes masas humanas permanecen y se complacen en permanecer en un estadio de distracción, de dejar pasar las horas y la vida.

8- Fue muy iluminativo leer su libro “La civilización del espectáculo”.
 En esta obra Vargas Llosa asegura que:

         “Uno de los  mayores males  que aquejan a la sociedad contemporánea es la idea de convertir en bien supremo nuestra  natural propensión a divertirnos.
    La cultura actual actúa solamente como mecanismo de distracción y entretenimiento”- destaca.
           “Muchas veces se ha hablado -o escrito- sobre los recursos que utilizan los medios de comunicación sobre todo la televisión  para atraer a los espectadores. La conclusión a la que se llega es que en este intento de atrapar atenciones y emociones, en la lucha por el ranking, se apela a cualquier y absolutamente indiscriminado tipo de golpes de efecto, la mayoría golpes bajos en el sentido literal de la palabra. Llamados directos a las sensaciones y  emociones, escasos a la reflexión  y a proyectarse al día después. De esa manera la cultura como cultivo de la conciencia pensante ha sido vaciada y sustituida por el interés en el puro entretenimiento. Nada de temas serios, adiós a las transferencias de mensajes para una vida de mayor calidad humana.
      Parece que la cuestión es darle al público grandes dosis  de circo para entretenerlo,  hacerlo pasar el rato, como si esa evasión condujera a algún estado de felicidad posible. Por cierto, está en la voluntad de escasos programadores despertar conciencias y con ellas los  juicios críticos dormidos.
       Parece ser que el tiempo dedicado a pensar, a interesar sobre las grandes problemáticas que nos atraviesan como sociedad, se achican cada vez más”.     
     Podemos deducir entonces que, como pueblo, somos partícipes responsables  de nuestra actitud de espectadores en la actual civilización del espectáculo y que si queremos activar nuestra mente distraída será bueno empezar a  responder a preguntas como la que titula esta nota: ¿Entretenimiento y vacío del porvenir? A la que podemos sumar  otras:
      ¿Qué aporta a nuestra vida- cuya mayor alegría es crecer, aprender, ampliar perspectivas-  pasar un buen momento? ¿Hemos nacido sólo para pasar el tiempo?

          Sobre estos temas vengo escribiendo notas que hoy quiero compartir con ustedes, como “Elevar al hombre a su humana dimensión” (La Voz del Interior), en la que desarrollo la idea de Borges en “La penúltima versión de la realidad” en la que, citando a Francisco Luis Bernárdez, declara:

          9- “Tres dimensiones tiene la vida: largo, ancho y profundidad. La primera pertenece a las plantas, la segunda a los animales y la profundidad a los hombres. La diferencia reside en una noción de espacio. Los animales y plantas acaparan espacio, los seres humanos son acaparadores de tiempo”.
         Y es muy importante esta visión porque alude  a la memoria del pasado y la previsión de lo porvenir. Tema que interesa fundamentalmente al desarrollo humano porque cada uno será más pleno y actuará con más inteligencia si lo hace basándose en las experiencias del pasado, pero estando plenamente consciente del presente que transita hacia un tiempo posterior que debe estar siempre presente en sus acciones.
        El hombre que se ubica en la dimensión temporal se proyecta siempre al largo plazo, a los resultados o consecuencias de sus acciones en el después. 
         Al escribir la nota (publicada por el diario Río Negro de aquella provincia del sur) “El desarrollo de las posibilidades humanas” y otros que llevan títulos semejantes como “Elevar al hombre a su humana dimensión”  (La Voz el Interior) he volcado los contenidos de las lecturas que han ido vertebrando un pensamiento y una vocación: educar para formar mejores personas y, sobre todo, porque tengo el convencimiento que quien asciende en sus posibilidades, se asciende a sí mismo ahondando en sus por qué y en su destino, está cultivando la huerta de su felicidad y cuantas más personas sumemos a la República más fortificaremos su madurez que, por ahora, está en pañales.

        Por último debo decir que sumando respuestas a mi pregunta ¿Cómo orientar a cada hombre a lograr su desarrollo personal? he encontrado  aportes de gran importancia:

 10-En el libro FRAGMENTOS del escrito Juan Coletti leemos:
 “Continúen preguntándose: ¿Quién soy? ¿Qué siento verdaderamente? ¿Qué es lo que creo que siento? Hasta que no puedan escuchar las respuestas, sepan que no tendrán conciencia de sí.
Tomar conciencia de sí, siendo partícipes conscientes, es provocar en las almas una poderosa reacción en cadena que no podrá ser controlada por nada ni por nadie”.
¿HAY ENTONCES ESPERANZAS DE CAMBIAR LA VIDA DEL HOMBRE LLEVÁNDOLA A UNA INSTANCIA SUPERIOR Y APORTANDO ASÍ A MEJORAR EL PAÍS?

11-  Marilyn Ferguson, filósofa norteamericana, en “La conspiración de acuario” nos transmite mucha esperanza:

“Estamos en un momento apasionante de la historia, en un punto decisivo,- dice ella, y citando a Ilya Prigogine, Premio Nobel 1977  que describe las transformaciones que tienen lugar en las ciencias físicas y de allí en la sociedad, subraya que el papel del stress y de las perturbaciones como desencadenantes de un nuevo orden llevan a un nivel superior del hombre.
       “Las crisis de nuestro tiempo  son el impulso necesario para la revolución en marcha. En nuestra misma patología reside nuestra oportunidad”.
        12-Por otra parte el filósofo Pierre Teillhard de Chardin dijo que:
       “En todo tiempo el hombre se ha considerado a sí mismo en un punto decisivo de la historia, y en cierta manera en cuanto siempre está subiendo en espiral, estaba en lo cierto. Pero nunca como en estos tiempos se ha acentuado tanto la sensación de que se vienen grandes cambios porque el hombre de hoy, buscando en lo desconocido busca en realidad, un cambio interno, busca en sí mismo un cambio de conciencia que llegando al mayor número de individuos, sea suficiente como  para precipitar la renovación de la sociedad entera”.

13- El desafío, es llegar al mayor número de individuos.
¿Podrá hacerlo la educación? ¿Podrá lograr en cada habitante de la tierra cambios mentales, mayor conciencia de sí, nuevos paradigmas?
Una utopía a la que la filósofa Beatrice Bruteau responde:
      “No podemos esperar hasta que el mundo cambie. El futuro somos nosotros mismos. Cada uno de nosotros es la revolución”.
     Posibilidades, dudas, conciencia.

       14-Escuchar a Santiago Kovadloff en un programa de la televisión ha ampliado mi consideración sobre cómo la suma de personas más inteligentes robustece a la República. Él afirma:

     “Para darle vuelo a la República es necesario escapar de “la cultura de la rentabilidad de la pobreza”. Construir sobre la pobreza de las mayorías y mantenerlas sujetas a la esclavitud de las promesas de satisfacciones inmediatas, de la protección de la demagogia, supone apagar las posibilidades participativas, la creatividad del ciudadano y con ello la posibilidad de generar una auténtica democracia en la Argentina y seguiremos estando muy cerca de la barbarie, que a una vida superior que nos promete el porvenir”.

15- A estas magníficas y acertadas afirmaciones se unen las de Paulo Freyre:

“La educación no cambia el mundo pero cambia a las personas que cambiarán el mundo”.

                 GLADYS SEPPI FERNÁNDEZ

(Esta conferencia fue dictada en la Biblioteca Arturo Capdevila del Cabildo de Córdoba el 12/9/13). 


                                   

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